El machismo: un asunto ¿generacional?
"Esto del machismo y el feminismo es un tema generacional, hemos avanzado mucho, pero al ser un tema de generación hay que esperar más tiempo para que se vean cambios". Este fue el argumento "brillante" que un hombre de 40 y tantos años, me respondió cuando tras felicitarme por el Día de la Mujer, le dije que para mí no era una celebración y que lo de felicitarme no me parecía adecuado, porque hay mucho que conseguir aún.
Vamos a poner en contexto. Fue un comentario en el entorno laboral, en una reunión con más compañeros y frente a mi jefe, quien también me felicitó como si fuese mi cumpleaños. Confieso que mi texto por el 8M sería diferente, pero ante semejante sentencia no puedo más que hablar de ello.
No amigo, este tema de "machismo y feminismo" no es generacional, es más que eso. Es un problema ESTRUCTURAL que trasciende a una generación y que se mueve desde la violencia doméstica hasta la violencia política, desde la falta de igualdad en el mercado laboral hasta las diversas formas de acoso y abuso sexual. Atraviesa todo tipo de relaciones e interacciones y mina estructuras profundas de la sociedad.
No por cambiar de generación se acabará el “machismo” y se entenderá el feminismo en su dimensión real, sobre todo si no se dan cambios de base. No es asunto de nuestros abuelos. No.
El feminismo es, además, un asunto interseccional. No hablamos sólo de desigualdad de género, esto se trata también de múltiples formas de discriminación, como: la raza, la etnia, la orientación sexual y el nivel socioeconómico.
Si fuese sólo un asunto generacional, cómo explicamos que según una encuesta de 40dB para El País y la Cadena Ser, sólo 35,1% de jóvenes de la generación Z se considera feminista. Cómo explicamos que entre los adultos encuestados de 59 o mas años, el 46,8% de ellos y el 55,3% de ellas se considera feminista. Cómo explicamos que entre más jóvenes más alejados de una perspectiva integral de género.
No hace falta explicar más para desmontar semejante argumento.
Y retomo. El machismo y la lucha por la reivindicación feminista es estructural, es un tema político -que no ideológico o partidista- es ¡¡SOCIAL!! Básicamente, porque hay que entender que la búsqueda de una sociedad igualitaria y feminista, es personal y lo personal es político y es social.
Pensar que es un tema de una generación es trivializar una realidad que dejaré en evidencia a continuación y muy rápido:
34,5% es el porcentaje de mujeres que ocupan un sillón en consejos de administración de las 115 empresas españolas que cotizan en bolsa. Estudio Atrevia e IESE.
40% de los puestos directivos en empresas españolas del segmento middle market (compañías entre 50 y 500 empleados) están ocupados por mujeres. Estudio Women in Business 2024
70% de las mujeres mayores de 50 años que están desempleadas ha renunciado o aparcado su carrera profesional para el cuidado de la familia. 11º Informe Fundación Adecco.
39% de las mujeres sienten que están siendo recompensadas económicamente de forma justa por su trabajo. Informe Inclusión PwC.
70% de las mujeres opinan que hay sesgos de género a la hora de elegir estudios universitarios, aunque solo un 27% considera haberse sentido influenciada por ellos. Estudio Fundación y Desarrollo.
Desde 2010 se han registrado en España 1476 asesinadas por violencia machista
En España hay 83.070 casos activos de mujeres víctimas de violencia de género inscritas en VioGén y se denuncian 13 violaciones al día.
Las mujeres en España ganan de media un 20% menos que los hombres por hacer el mismo trabajo. Datos Sindicato CSIF
El machismo es un asunto ¿GENERACIONAL? ¿¡En serio!? Como resulta obvio, no tomé con agrado la felicitación -ni ésta ni ninguna otra- y aunque respondí muy "corporativa" para defender mi argumento, me mordí la lengua para no soltar todo lo que es necesario decir.
Y me dio rabia. Mucha. Impotencia y frustración. Porque seguimos cuidando nuestras palabras, frente a quienes significan figuras de poder. Porque pese a ser educadas y respetuosas defendiendo nuestra postura, nos sentimos intimidadas. Básicamente, porque dejarles en evidencia resulta incómodo para ellos.
Nos mordemos la lengua porque la dinámica de poder nos sigue manteniendo en situación vulnerable. Y no es que no entiendan, es que no quieren entender porque su privilegio vale más.